En los rituales de exorcismo, se suele utilizar un crucifijo o una cruz que represente la figura de Jesucristo. El crucifijo es un símbolo del sacrificio de Cristo y se considera que tiene un poder espiritual significativo. En la tradición católica, el crucifijo es comúnmente utilizado por sacerdotes durante el exorcismo para invocar el poder de Jesucristo y protegerse de influencias malignas.
Aunque la elección del crucifijo puede variar,