La inteligencia artificial (IA) ha emergido como una de las tecnologías más transformadoras del siglo XXI, afectando todos los aspectos de nuestra vida, desde la forma en que trabajamos hasta cómo nos comunicamos y tomamos decisiones. Su impacto en la sociedad es profundo y multifacético, y requiere de una reflexión cuidadosa sobre sus implicaciones éticas, sociales y económicas.
Por un lado, la IA promete mejorar nuestra calidad de vida.