Era una noche oscura y tormentosa en un pequeño pueblo que había sido olvidado por el tiempo. Sus habitantes eran personas sencillas, pero llevaban consigo oscuros secretos que nunca se atrevían a compartir. En la parte más remota del pueblo, se alzaba una antigua mansión, conocida como la Casa de los Susurros. Apenas se podía oír el eco de las risas y la música; los lugareños evitaban ese lugar, ya que se decía que estaba maldito.
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